Sí, es cierto, la sandía contiene más licopeno que el tomate crudo. El licopeno es un antioxidante que ayuda a mantener a raya a los radicales libres. La sandía es buena para deportistas, contribuye regular la tensión arterial, la salud cardiovascular y a prevenir el cáncer de próstata.
Excelente detox
Tan sólo 46 Kcal por ración, la sandía es sobre todo agua (91,5%), por eso es un excelente alimento hidratante y diurético. Ayuda a depurar los riñones y el hígado.
Aporta el 20% de las necesidades diarias de vitamina C, es antioxidante y por ello contribuye a reforzar nuestras defensas naturales. Es relajante y ayuda a la salud nuestro sistema digestivo.
Además contiene betacaroteno, aporta el 17% de las necesidades diarias de vitamina A. Es beneficiosa para la salud de nuestros ojos. La sandía también ayuda a la formación del colágeno y es excelente para la piel.
La sandía es rica en potasio
La sandía contiene potasio, ayudando a regular la tensión arterial, el potasio contribuye al buen funcionamiento del sistema nervioso y a la contracción muscular (incluyendo la del corazón).
Un estudio publicado en el Journal of Nutrition atribuye al jugo de sandía propiedades relajantes e hidratantes, ideales tras el entrenamiento físico, facilitan una recuperación más rápida tras el esfuerzo. L-arginina también se ha demostrado para aumentar el rendimiento atlético. Si se consume una hora antes de hacer ejercicio físico se tiene menos dolor muscular y el corazón recupera antes su frecuencia cardíaca normal.
La sandía contiene una sustancia que se llama L-citrulina. Este aminoácido no esencial, que también produce nuestro cuerpo de forma natural. Esta sustancia se utiliza para tratar la enfermedad de Alzheimer, la demencia, la fatiga crónica, probemas de erección, la presión arterial alta y la diabetes. También es beneficiosa para la salud cardiovascular. La citrulina también puede mejorar el rendimiento de los deportistas.
Adelgaza
La sandía también contiene un aminoácido llamado L-arginina, que podría favorecer la pérdida de peso según otro estudio publicado en el Journal of Nutrition. El estudio se realizó en animales de laboratorio y consiguieron que diminuyeran su grasa corporal de manera notable. La adición de este aminoácido a la dieta aumentó la oxidación de la grasa y glucosa y se consiguió un aumento de la masa muscular.
Anti-inflamatorio natural
La sandía contiene flavonoides y carotenoides que le confieren propiedades anti-inflamatorias.
Es un alimento alcalinizante y como tal participa en la prevención de muchas enfermedades.
Se come todo
Bien que ciertamente no estamos acostumbrados a comer la piel de la sandía, hay que saber que es comestible. Efectivamente de la sandía se come todo. En China, las semillas de sandía se tuestan y se venden en el comercio como aperitivo, tal y como comemos aquí pipas de girasol o de calabaza.
¿Cómo consumirla?
Cuando compres una sandía, ésta debe pesar y sonar hueco si le das un golpe con la palma de la mano. La parte que se apoya en la tierra debe estar amarilla, eso quiere decir que está madura. Una sandía que esté toda verde quiere decir que se ha cogido antes de que madure y no estará buena.
Cómprala de un tamaño adecuado para que puedas consumirla en pocos días y así puedas aprovechar todas sus vitaminas.
La temperatura perfecta para conservarla es unos 13 ºC ya que multiplica su contenido en licopeno. Una vez abierta, al cabo de 5 días en la nevera habrá perdido su contenido en vitamina C y otras vitaminas.
Puedes comerla sola a cualquier hora o hacer ensaladas de fruta con sandía.
También puedes prepararla en batido, prueba a mezclarla:
- con tomate,
- con fresas
- con menta.
Fresquita estará buenísima.
Quizás también te pueda interesar:
Referencias:
Yo no soy muy fan de la sandía, pero este finde compré una ecológica y me la llevé fresquita a la playa, para los niños y para mi. Mi hija también es más de melón, y pinchó el primer trozo renegando, luego… se comió casi la mitad de lo que llevaba! Estaba buenísima! Fresquita y dulcita. Ideal para refrescarte con el calor que está haciendo. Y con tantas buenas razones que das, empezaré a comerla más amenudo. 😉