¿Cuáles son las enfermedades inflamatorias intestinales? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cuáles son sus efectos a largo plazo y los trastornos extradigestivos que pueden ocasionar? ¿Por qué es importante un seguimiento médico regular, un cambio de dieta y del estilo de vida? ¿Por qué es importante que haya más colaboración entre gastroenterólogos y nutricionistas? ¿Cuáles son los déficits nutricionales que se pueden producir?
El Día Mundial de las EII se celebra el 19 de mayo en más de 40 países de todo el mundo. Desde el día 15 al 24 hay eventos y conferencias organizados por las distintas asociaciones de personas afectadas. Este día tiene por objeto crear conciencia acerca de la carga que representan las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) para las personas que las padecen.
¿Cuáles son las EII -Enfermedades Inflamatorias Intestinales?
La Colitis Ulcerosa y la Enfermedad de Crohn son las principales manifestaciones de las enfermedades de origen autoinmune conocidas como Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), cuya incidencia no ha dejado de crecer en las tres últimas décadas en los países desarrollados.
Como su nombre indica, la colitis ulcerosa afecta la zona del colon (intestino grueso), mientras que la enfermedad de Crohn puede afectar cualquier parte del tracto gastrointestinal, desde la boca al ano, aunque suele estar localizada más comúnmente en zonas del intestino delgado y / o del colon.
Se dañan las paredes internas del intestino produciéndose ulceraciones. Cuando hay inflamación severa, la enfermedad se considera que está en una fase activa, y la persona experimenta un brote de la enfermedad. Cuando el grado de inflamación es menor (o ausente), la persona, por lo general, no tiene síntomas y la enfermedad se considera en remisión.
La enfermedad inflamatoria intestinal es una dolencia considerada incurable por la Medicina moderna, que requiere cuidado médico y/o quirúrgico para mantener el control de los síntomas, mejorar la calidad de vida, reducir las posibles complicaciones y la toxicidad de medicamentos, tanto a corto como a largo plazo.[4]
Según datos de la Confederación de Asociaciones de Enfermos de Crohn y colitus Ulcerosa de España, por cada 100.000 habitantes se producen anualmente 15 nuevos casos de la enfermedad de Crohn y 10 de Colitis Ulcerosa, de los cuales el 25% de los afectados son menores de 18 años. (datos de 2012 en España).
Síntomas
Ambas enfermedades tienen una característica en común, están marcados por una respuesta anormal del sistema inmune del cuerpo. El sistema inmune se compone de varias células y proteínas. Normalmente, estos protegen el cuerpo contra la infección. En las personas que sufren de EII, su sistema inmunológico reacciona de manera inapropiada, confundiendo las células y las bacterias benignas o beneficiosas por sustancias extrañas perjudiciales. Cuando esto sucede, su sistema inmunológico puede hacer daño a su tracto gastrointestinal y producir los síntomas de la EII.
Los síntomas suelen ser similares, los principales están relacionados con la inflamación del tracto digestivo pudiendo provocar:
- Diarrea líquida varias veces al día
- Necesidad imperiosa de evacuar
- Sangrado rectal
- Ruidos intestinales
- Retortijones, calambres abdominales, dolor abdominal
- Sensación de evacuación incompleta
- Estreñimiento (puede conducir a la obstrucción del intestino)
Otros síntomas generales que también pueden estar asociados con EII:
- Fiebre
- Pérdida de apetito y pérdida de peso
- Fatiga
- Sudores nocturnos
- Pérdida del ciclo menstrual normal
- Dolores articulares (en cadera y rodillas), principalmente tras evacuar
Seguimiento médico
El seguimiento médico regular es indispensable. Los pacientes con EII deben seguir controles regulares por un especialista en gastroenterología aunque no tengan síntomas. Las EII provocan déficit nutricional por malabsorción y se deben realizar analíticas para detectarlos rápidamente y seguir el tratamiento adecuado con suplementos. Analíticas de sangre y heces, endoscopia, cápsula endoscópica, ecografía y radiología son los métodos que permiten al médico verificar la progresión o remisión de la enfermedad.
El tratamiento farmacológico habitual de estos pacientes busca reducir la inflamación y disminuir o hacer desparecer los síntomas; consiste habitualmente en medicamentos a base de antiinflamatorios intestinales, corticoides e inmunosupresores. Aminosalicilatos y corticosteroides (prednisona, metilprednisolona y la budesonida) son la base del tratamiento farmacológico. Cuando estos tratamientos no responden se prescriben inmunosupresores como azatioprina, metotrexate, ciclosporina. En los casos graves y cuando la enfermedad persiste durante más de diez años existen otras terapias biológicas como el infliximad, que es un anticuerpo monoclonal quimérico (75% humano y 25% murino) tipo IgG1, contra el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a); otro tratamiento a base de anticuerpos es el adalimumab.[4,5]
Estos tratamientos pueden tener importantes efectos secundarios, por ello, investigadores en diversos países del mundo buscan soluciones alternativas menos tóxicas para tratar a estos pacientes.
Deficiencias nutricionales
Estas dos enfermedades suelen alterar el estado nutricional de las personas que las sufren. En niños y adolescentes puede provocar retraso del crecimiento, en adultos, osteoporosis, atrofia de las vellosidades intestinales, déficit en el transporte plasmático de los fármacos, dificultad para cicatrizar, aumento del riesgo trombótico (complejo B), alopecia, rash cutáneo (déficit de zinc), anemia, entre otras dolencias. Por todo ello, es fundamental hacer un seguimiento y tratar los déficit para restaurar el estado nutricional adecuado.
Las carencias están en relación con la gravedad y la duración de la enfermedad, así como con los tratamientos farmacológicos médicos del paciente:
Respecto a la gravedad de la malnutrición, depende principalmente de la enfermedad de base, de su localización y extensión de la zona afectada, de la severidad de los brotes y la frecuencia de los mismos, de las complicaciones asociadas y de la terapia farmacológica.
En pacientes con EII suelen tener los siguientes déficits nutricionales[4]:
- Vitamina A: asociada con problemas de la piel, de los ojos y necesaria para la salud ósea.
- Ácido fólico. Su déficit esmuy frecuente en los enfermos de Crohn y de colitis ulcerosa, algunos tratamientos médicos disminuyen su absorción.
- Vitamina B12. Es frecuente el déficit de esta vitamina en los enfermos de Crohn. Esta vitamina es necesaria para el correcto funcionamiento neurológico y también para combatir la inflamación.
- Vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E K). Su déficit se produce por deficiencia de ácidos biliares debido a ileítis terminal, tras resección intestinal o por el uso de fármacos como la colestiramina. También contribuye la malabsorción de las grasas.
- Vitaminas antioxidantes (C y E). Se utilizan para contrarrestar el estrés oxidativo que tienen pacientes con enfermedad de Crohn. Debido a las continuas diarreas se produce disminución de las concentraciones plasmáticas de vitaminas antioxidantes (ácido ascórbico, alfa y beta caroteno, licopenos).
- Vitamina D. Esta vitamina liposoluble es de la que más pacientes de EII tienen déficit. Es indispensable para combatir la osteoporosis y la inflamación.
- Calcio. Aproximadamente en el 13% de pacientes con enfermedad de Crohn padece malabsorción de calcio y muchos pacientes suelen tener una ingesta baja de calcio debido a su dieta.
- Cobre. Debido a las pérdidas por diarreas, fístulas u ostomías.
- Hierro. Más de la mitad de los pacientes de EII presentan deficiencia de hierro. Esto produce un impacto negativo en la calidad de vida y puede producir anomalías importantes en niños y adolescentes. El déficit de hierro en la enfermedad inflamatoria intestinal es causado por pérdidas crónicas de sangre; y por estadios relacionados con los procesos inflamatorios que dificultan su absorción. Su déficit produce fatiga y depresión.
- Vitamina K. Es fundamental para unir calcio al hueso.
- Lipoproteínas. Transportan grasas y vitaminas liposolubles a través de la circulación sanguínea y contribuyen al mantenimiento de la membrana celular.
- Niacina. La pelagra (déficit de niacina) se ha descrito en algunos casos excepcionales de pacientes con enfermedad de Crohn.
- Magnesio. Puede estar bajo por la disminución de la ingesta oral, malabsorción y pérdidas intestinales. Su déficit puede contribuir a producir osteopenia.
- Proteínas. El déficit proteico se produce por disminución de la ingesta, pérdida enteral de proteínas y aumento del catabolismo.
- Selenio. Se ha descrito su deficiencia en pacientes con enfermedad de Crohn con una importante resección intestinal y en aquellos que reciben nutrición enteral.
- Zinc. Alrededor de la mitad de los enfermos de Crohn tienen concentraciones bajas de zinc en sangre, aunque la deficiencia de zinc es probablemente menos común.
Más colaboración entre gastroenterólogos y nutricionistas
Al no existir una sola dieta para estos enfermos, lo ideal sería elaborar una dieta personalizada para cada paciente. Por eso el papel, de un dietista nutricionista es fundamental y ayudaría mucho a los enfermos de EII. Se debería desarrollar de forma sistemática un trabajo colaborativo entre los especialistas en gastroenterología y nutricionistas con objeto de acompañar a los pacientes de EII en el seguimiento de una dieta adecuada. Sabemos que una alimentación adecuada es fundamental para la curación de cualquier enfermedad, más aún si cabe cuando la parte dañada es el aparato digestivo.
Desgraciadamente no existe un tratamiento nutricional sistemático de apoyo al tratamiento farmacológico. Los médicos especialistas suelen dar pocos consejos en materia de alimentación a estos enfermos que deben buscar la información por otros medios.
Encuentra algunas recomendaciones sobre dieta publicadas en la web de ACCU Catalunya.
Control del estrés y dieta adecuada
El control del estrés es fundamental para este tipo de enfermedades. Situaciones estresantes, son especialmente perjudiciales si perduran en el tiempo, influyen negativamente en la aparición de nuevos brotes. El control del estrés y la ansiedad mediante la práctica de ejercicio físico moderado. Aquellas prácticas que buscan la relajación pueden ayudar (yoga, tai-chi, qi-gong).
Muy frecuentemente, los enfermos no reciben consejos nutricionales de sus médicos ni dietas adaptadas para su enfermedad, sólo medicación. Sin embargo, la dieta juega un papel fundamental en la salud de nuestro sistema digestivo y, por supuesto, en nuestra salud en general. Seguir una dieta saludable, variada y rica en nutrientes, eminentemente antiinflamatoria, es fundamental. La dieta debe estar adaptada al momento del paciente, es decir, cuando sufre un brote (por ejemplo, dieta eliminación-reintroducción), [6] cuando se está sin síntomas la dieta mejor tolerada suele ser la dieta FODMAP pero no hay una dieta milagro, ésta se debe adaptar al grado de gravedad de la enfermedad de cada paciente.
Consecuencias y efectos colaterales
Estas enfermedades son crónicas y pueden ser graves. Un estado inflamatorio crónico y las úlceras que se desarrollan pueden favorecer el desarrollo de cáncer de colon. Oclusiones intestinales a las que se debe intervenir de urgencia. Algunas personas necesitan intervenciones quirúrgicas para retirar una parte enferma del intestino. Además, se pueden presentar efectos colaterales extraintestinales, éstos suelen producirse en una cuarta parte de los pacientes diagnosticados con enfermedad de Crohn. Los más frecuentes son:
- Problemas musculoesqueléticos : Osteoporosis, Artritis (más comúnmente las articulaciones periféricas), Dolor lumbar.
- Problemas dermatológicos: Eritema nudoso o protuberancias rojas dolorosas en la superficie de la piel, Pioderma gangrenoso o ulceraciones de la piel.
- Problemas genitourinarios: Cálculos renales.
- Problemas hepáticos: Hepatitis, Cirrosis, Colangitis esclerosante primaria (CEP) o inflamación de los conductos hepáticos, Cálculos biliares.
- Problemas orales : Llagas dentro de la boca.
- Problemas trombóticos: Accidentes cerebrovasculares, trombosis arteriales periféricas o trombosis venosa profunda con o sin tromboembolismo pulmonar asociado.
- Problemas oftalmológicos : El enrojecimiento y la picazón de los ojos, Uveítis, dolor en los ojos y / o cambios en la visión. Ojos secos.
- Problemas neurológicos: Ansiedad y angustia emocional.
Se puede tener una vida «casi» normal con EII
Al margen de los períodos críticos, muchos enfermos de EII llevan una vida relativamente normal durante muchísimos años. A pesar de ser una enfermedad incurable se pueden hacer cambios positivos en la forma de vida para gestionar esta condición de salud y vivir mejor.
La mayoría de las personas con EII son activos y productivos. Vivir con enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa implica equilibrar el estilo de vida, disminuir el estrés, adaptar la dieta; por períodos puede impactar la vida laboral, los estudios y la vida social de la persona afectada. El estrés y la ansiedad que provoca saber que se necesita tener un aseo disponible inmediatemente es difícil de comprender para aquél que nunca lo ha vivido. Una vida de conflictos diarias, trabajos estresantes o que requieren viajes frecuentes son difíciles de llevar con esta enfermedad, incluso pueden impedir su curación o agravar su condición.
No es fácil hablar de los problemas derivados de estas enfermedades ya que suelen provocar burla o mofa de otras personas. Las EII tienen que mucho que ver con la intimidad de la persona y puede afectar psicológicamente si no tiene el apoyo moral necesario. Cuando se tiene EII es importante sentirse arropado por personas queridas que deben saber lo que pasa, la medicación que se está siguiendo y las restricciones alimenticias cuando es el caso. La vida de pareja y la familia no tienen que verse afectadas, pero la enfermedad siempre está ahí y se tiene que tener una gran confianza en las personas queridas para poder hablar en los momentos difíciles, sin tapujos, de lo que está pasando.
Es importante establecer una relación de confianza con el médico y preguntar cuando se tienen dudas. También es importante informarse y aprender todo lo que sea posible sobre la enfermedad y el funcionamiento del sistema digestivo. Busque información en fuentes fiables.
El seguimiento médico regular, el cambio de dieta y el bienestar emocional pueden tener un impacto positivo en la evolución de la enfermedad. Tener EII implica cambios en el estilo de vida pero no se debe dejar de llevar una vida plena.
Asociaciones de ayuda a los enfermos de EII
España cuenta con una buena red de asociaciones ACCU, de información y ayuda a los enfermos de EII, existen en todas las provincias. En Europa, México, EEUU y la mayoría de países de Iberoamérica y muchos otros países del resto del mundo cuentan también con asociaciones de enfermos de EII, cuyas siglas en inglés son IBD (Inflammatory Bowel Disease).
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