Cuando comas fuera de casa exige calidad y saber lo que comes.

Cuando se tiene intolerancia a la lactosa acudir a la restauración rápida no suele ser una buena opción. Sin embargo, además de las clásicas pizzerías y hamburgueserías, cada vez hay más fórmulas interesantes que permiten comer rápido y «aparentemente» saludable. Verduras y carnes a la plancha, cocina italiana en la nueva fórmula rápida, sushis o comida rápida «bio» pueden parecer buenas opciones.

No obstante, demasiado a menudo la lista de los ingredientes brilla por su ausencia o bien está incompleta. Así que no te queda otra opción que preguntar si esto o lo otro contiene algún lácteo. Puede ser un horror ya que, una de cada dos veces, los camareros no saben o te dan una respuesta errónea. Así que acudir a un sushi shop parece una buena alternativa puesto que la comida japonesa está exenta de lácteos o ¿no?

Sushi fast food

Cada vez hay más establecimientos de restauración tipo “sushi shop”. Ya hay tantos como pizzerías y, en algunas ciudades, incluso más. A excepción de los restaurantes japoneses, de fórmula clásica «made in», con cocinero propio, la mayoría de los “sushi shop” no suelen preparar ellos mismos los sushis, makis y otras variantes, sino que comercializan sushis, ensaladas o sopas elaboradas industrialmente. Se trata de industrias proveedoras de productos tipo sushi que comercializan miles de raciones a supermercados y a muchas cadenas de restauración rápida.  Eso es lo que les permite vender sushis, un producto que hasta no hace poco era de lujo, a un precio muy asequible.

Bueno, sushi industrial y ¿por qué no? siempre y cuando los ingredientes tengan buena calidad y se respeten las reglas de seguridad alimentaria, incluyendo la cadena del frío, trazabilidad etc.

Los ingredientes más habituales de los sushis son: arroz, algo de pescado (en la restauración rápida suele ser salmón) o langostinos, algas, aguacate, pepino, semillas de sésamo, jengibre, tofu… además de las salsas de soja, wasabi y el vinagre de arroz. A priori parecen todos ingredientes saludables y aptos para una dieta sin lácteos, pero ¿cómo sabemos que son de verdad saludables y aptos para una dieta sin lácteos?  

Les podemos preguntar a los jóvenes que nos atienden, aunque no suelen tener mucha idea o podemos leer las etiquetas, aunque no todos los productos las llevan.

Ahí voy, leer las etiquetas, exigir productos de calidad y lo más saludables posibles. Parece fácil pero no lo es.

Dejé de comprar en la cadena «Sushishop», cuando vi que la ensalada de zanahoría rallada que vendían contenía 30 ingredientes de los cuales la gran mayoría eran aditivos sintéticos, algunos nada recomendables. Atención, la ensalada de algas verde brillante que venden en esa cadena y muchos supermercados, contiene aditivos peligrosos, no la compres.

Rechaza todos aquellos productos que contengan muchos ingredientes que no sepas lo que son o que contengan muchos aditivos (conservantes, colorantes, aromas o activadores del sabor).

 

Mi última experiencia en un bar de «sushi»

Hace unas semanas probé un nuevo “sushi bar”. La fórmula que proponen me pareció interesante. Un menú compuesto de una ensalada, una bandeja de sushis y una sopa miso o arroz cocido a un precio razonable.

Buena idea, sin embargo, primera ¡sorpresa!

  • La ensalada de col contenía crema de leche,
  • La mayoría de las bandejas de sushi tenían queso Philadelphia, sólo una opción no contenía queso
  • La sopa miso no llevaba etiqueta

Le dije al “stewart” que me parecía mal que la ensalada contuviera un lácteo, no es un ingrediente de la dieta japonesa. Escogí sushi, sopa miso con tofu y arroz. No estuvo mal porque a mí los sushis me encantan.

Volví a la semana siguiente. Muy contento, el  “stewart” me reconoció 🙂 y me dijo que había pasado mi mensaje y había una versión de ensalada de col sin crema de leche. ¡Estupendo!,-  le dije.

Pero, esta vez la sopa miso (sin etiqueta) estaba saladísima. Se lo comenté y me dijo que se habían equivocado en la preparación de la receta. Ummm. Menos contenta, me puse a leer la etiqueta de la ensalada de col y, entre los ingredientes del aliño, leo “EDTA”. Se trata de E-385 Etileno Diamina Tetra Acetato, es un aditivo “a evitar”, antioxidante sintético, no recomendado para mujeres embarazadas ni niños,  si se consume mucho es peligroso, lo que no es difícil que pase. Es muy acidificante, por lo que nos roba el calcio. Está prohibido en algunos países como Australia.

Esto me dio pie a analizar el resto de lo que me estaba comiendo. La salsa de soja, el wasabi y el jengibre no tenían etiquetas con ingredientes. La lista de ingredientes de la sopa de miso, que sí llevaba etiqueta esta vez, indicaba LACTOSA!!!

Casi doy un salto en la silla.

Decidí escribir a la empresa. Sorprendentemente me contestaron a los pocos días agradeciéndome mi correo y diciéndome que habían cambiado de proveedor de la ensalada. Me confirmaron que la sopa miso no contiene lactosa, pero lo indican por riesgo de trazas ya que se usa en la misma planta productora que otros productos que sí la llevan. Me enviaron la lista de los ingredientes de las salsas, las cuales contienen una buena lista de aditivos, aunque no son peligrosos. Me aseguraron que, a pesar de que los buscan, es muy difícil encontrar ese tipo de salsas en formato monodosis con menos aditivos.

Me ha sorprendido agradablemente la cadena de restauración rápida “Sushi and more”, por la atención que han prestado a mi correo y las acciones que han puesto en marcha para mejorar sus productos y servicios. Los restauradores que prestan atención a sus clientes demuestran un gran profesionalismo y es lo que todos deberíamos exigir. Volveré a comprobar que han hecho los cambios anunciados.

Esta experiencia me enseña que:

Nosotros, los consumidores, no debemos dudar un instante en exigir a restauradores e industriales de la alimentación productos más naturales, saludables, sin aditivos o sólo con los indispensables y más seguros,
perfectamente trazables y con etiquetas claras y completas.
No dudes en reclamar y preguntar para mejorar la calidad de la alimentación.

 

Industriales:

  • No indiquen ingredientes que no contiene el producto por riesgo a contaminación cruzada en la planta productora. Indiquen lactosa sólo si la contiene.
  • Eviten los aditivos peligrosos o “a evitar”, aunque estén aprobados por la FDA u otros organismos de autorización alimentaria.
  • Piensen que cada vez hay más personas con intolerancias alimenticias, el etiquetado correcto y completo es indispensable.

Restauradores:

  • Asegúrense que todos sus productos indiquen la lista completa de los ingredientes y también en su sitio web.
  • Provéanse de productos la más naturales posible, eviten los alimentos plagados de aditivos.

 

¿Cuál es tu experiencia en los establecimientos de sushi u
otras cadenas de restauración rápida?
¿Has reclamado alguna vez y ha servido para algo?

 

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