En algún momento, la mayoría de los niños van a escuchar de sus padres que tal o tal alimento es bueno para ellos. Pero estos mensajes fomentan la idea de que si algo es saludable para nosotros, seguramente tendrá mal sabor, es una cuestión psicológica. De acuerdo con un nuevo estudio publicado en el Journal of Consumer Research, cuando los niños oyen a sus padres hablar de los beneficios de un alimento, son menos propensos a comerlo.
Según los autores del estudio (Michal Maimaran, Kellogg School of Management de la Northwestern University y Ayelet Fishbach, Universidad de Chicago, Booth Business School). cuando los padres u otros adultos intentan convencer a sus hijos de que un alimento les va a hacer más fuertes, van a crecer más, van a ser más inteligentes o para convencerlos de lograr cualquier otro objetivo, los niños concluyen que la comida no estará sabrosa y, por lo tanto, no querrán comérsela o comerán menos.
Se hicieron estudios con niños de tres a cinco años. Los niños comieron más comida saludable cuando no recibieron ningún mensaje intentando convencerles de que les haría más fuertes o les ayudaría a saber contar.
Los padres y las marcas pueden utilizar estos resultados para restarle importancia a los beneficios de una alimentación sana y centrarse más en la experiencia positiva y el placer de comer una comida. Estos resultados también pueden ayudar a los responsables políticos, organismos de salud que buscan combatir la obesidad infantil y la diabetes juvenil.
«Los padres y cuidadores que están luchando para conseguir que los niños coman más saludable pueden simplemente servir la comida sin decir nada sobre sus beneficios nutricionales, o (si es creíble) haciendo hincapié en lo deliciosa que realmente está la comida,» concluyen los autores.
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